La influencia de la cultura en el orgasmo femenino: un enfoque neurobiológico y cultural

Hoy, 8 de agosto, en el Día Internacional del Orgasmo Femenino, quiero invitarte a reflexionar sobre algo que va más allá del placer físico: el impacto de la cultura en nuestra capacidad de disfrutar plenamente de nuestra sexualidad.

El Orgasmo: mucho más que un clímax

Cuando hablamos de orgasmo, lo hacemos generalmente pensando en ese momento culminante de placer en la experiencia sexual. Sin embargo, reducir la sexualidad femenina sólo a la consecución del orgasmo es simplificar en exceso un fenómeno mucho más complejo.

La palabra "orgasmo" proviene del griego orgáō, que significa "estar lleno de deseo". Pero este concepto va más allá de las contracciones musculares y el placer intenso; es una experiencia profundamente influenciada por nuestra mente, emociones y, por supuesto, nuestra cultura.

El cerebro, el verdadero protagonista

El cerebro es el órgano principal que interviene en la experiencia del orgasmo. A nivel neurobiológico, durante un orgasmo, se activa una compleja red de áreas cerebrales, como por ejemplo: la corteza prefrontal (relacionada con el control emocional), el hipotálamo (regulador hormonal), el tálamo (que transmite las sensaciones) y el sistema límbico (encargado de las emociones) (Georgiadis & Kringelbach, 2012).

Y durante esta experiencia, se libera una mezcla de neurotransmisores, como la dopamina, que nos hacen sentir placer y recompensa.

Pero aquí es donde las cosas se complican: si nuestra mente está cargada de ideas negativas sobre el cuerpo o la sexualidad, o si nos enfrentamos a tabúes y prejuicios culturales, el cerebro puede volverse un obstáculo para alcanzar ese placer.

De hecho, investigaciones en Estados Unidos muestran que las mujeres con creencias sexuales restrictivas son menos propensas a experimentar orgasmos (Fahs, 2014).

Esto subraya la importancia de una educación sexual que promueva el conocimiento y la aceptación de nuestro cuerpo.

Como Sexóloga, una de las preocupaciones más comunes que escucho en consulta, es la dificultad para alcanzar el orgasmo. Es importante entender que esto no es un defecto, sino una realidad que muchas mujeres enfrentan debido a una variedad de factores.

Las disfunciones sexuales relacionadas con el orgasmo, como la anorgasmia, pueden ser resultado de condiciones médicas, factores psicológicos o incluso influencias culturales (Basson, 2015).

Es muy importante reconocer que la sexualidad es una experiencia individual, y lo que funciona para una persona puede no ser igual para otra.

Cambiemos el foco: El placer como meta

A menudo, la sociedad nos presiona para alcanzar el orgasmo como si fuera el único objetivo de la relación sexual/masturbación. Esta expectativa puede generar ansiedad y frustración, especialmente si no se logra. Sin embargo, el placer en la sexualidad no se trata sólo de llegar a un clímax; se trata de disfrutar el viaje, la conexión emocional y el bienestar general.

Estudios han demostrado que la satisfacción sexual está más vinculada con la intimidad emocional, la comunicación efectiva y el autoconocimiento sexual, que con la frecuencia de los orgasmos (Laumann et al., 2006).

Esto refuerza la idea de que debemos centrarnos en lo que realmente nos proporciona placer, más allá de cualquier expectativa cultural.

Cultura y placer

La cultura juega un papel fundamental en cómo entendemos y experimentamos la sexualidad. En sociedades donde el orgasmo femenino es considerado secundario o donde la sexualidad femenina es reprimida, las mujeres pueden internalizar estos mensajes, afectando su capacidad para disfrutar del sexo.

Por ejemplo, en Japón, solo el 10% de las mujeres alcanzan el orgasmo regularmente, en parte debido a normas culturales que desincentivan la expresión abierta de la sexualidad femenina (Nagoshi et al., 2015). En contraste, en Suecia, donde el placer femenino es abiertamente discutido y la educación sexual es integral, el 60% de las mujeres reportan alcanzar el orgasmo regularmente (Bäckström, 2016).

Esto demuestra cómo las creencias y las normas culturales pueden influir profundamente en nuestra experiencia del placer sexual.

En Brasil, por ejemplo, la popularidad de talleres de autoconocimiento sexual ha ayudado a muchas mujeres a reconectar con su placer, sin la presión de alcanzar siempre un orgasmo (Costa & Joffily, 2018).

Conclusión: Más allá del orgasmo

El cerebro es, sin duda, el órgano clave en la experiencia del orgasmo, pero su funcionamiento está influido por las percepciones y creencias culturales sobre la sexualidad femenina.

Tener orgasmos está perfecto, pero entender que el placer, más allá de tener "x" orgasmos, debe ser el enfoque central de la sexualidad, podemos fomentar una experiencia sexual más saludable y satisfactoria. Cambiar las narrativas culturales y promover el autoconocimiento y la aceptación de nuestro cuerpo son pasos esenciales para mejorar nuestra vida sexual.

En este Día Internacional del Orgasmo Femenino, te invito a reflexionar: ¿qué papel juegan tus creencias y tu entorno cultural en tu sexualidad? ¿Estás enfocándote en el placer y el bienestar general, o te estás dejando llevar por la presión de alcanzar un orgasmo?

Recuerda, la sexualidad es una experiencia profundamente personal y única. Lo más importante es que te sientas libre de explorar lo que realmente te hace feliz y satisfecha, sin presiones externas.

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Referencias

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